En qué creo

Creo en el estar. En el trabajar con mi cliente desde el cuerpo-mente-espíritu-emoción.
Creo en el profundo respeto al dolor, y en la convicción de que éste cuando es consciente y cuidado con amor, nos transforma.

Creo en qué el trabajo psicocorporal desde la invitación a la viveza, nos ayuda a bajar ese dolor (el que sea y acompañado con lo qué o quién venga) al centro de gravedad (Hara) y tierra, aportando así una comprensión diferente del dolor.
En el tacto y contacto como necesidad vital desde el momento de la concepción y en la capacidad de sanación que todos tenemos en nuestras manos.

Creo en el mayor acercamiento a la salud y, observando de dónde viene mi consultante (árbol, duelos, relaciones, traumas…), creo en la defensa por un nacimiento digno, en el vínculo filio-materno, en una lactancia prolongada y una crianza, en definitiva, más humanizada. Desde una mirada, la mía (desde lo personal), reichiana.